Por hablar.

Si es que hay veces que es mejor quedarse calladita.

Ayer escribí aquí, sin ningún tipo de cortapisas, que esperaba un duelo de titanes, una lucha sobre la hierba y no la pantomima de Roland... Y la he tenido. Cinco horitas de final, con los parones adicionales. Cinco horas de nervios. Cinco horas interminables. Ha merecido la plena, claro está, porque ha sido uno de los mejores (si es que no es el mejor) partidos que he visto en mi vida. Pero pedí, y ahí lo he tenido, una taza de mi propio chocolate.

Si sólo me hubiese pasado esta vez, sería hasta divertido.

Pero lo peor pasó el sábado. Estábamos celebrando el cumpleaños de mi amiga María en su casa, muy ilusionada porque era el primero en su casa de señora casada. Hasta ahí todo bien. De hecho, espectacular (Gracias, Mary!!) Lo malo vino con la vuelta a casa. Yo me quedaba a dormir en casa de otras amigas y cogimos mi coche para ir hasta allí (por supuesto sin estar perjudicada por el alcohol!) y, de paso, pues llevamos a otro matrimonio amigo a su casa. Al despedirnos de Pablo (Gran amigo y marido de María) nos dijo: "Me quedo tranquilo porque no vais solas"; a lo que yo, de coña, contesté: "No te preocupes, que si pasa algo,ya estoy yo para defenderlos".

Ya en la calle de ellos, unos metros más arriba de su casa, en una calle de un sólo sentido, pongo mi intermitente y me paro en doble fila en el lado izquierdo de la calzada; dejando libre todo el carril de la derecha para que pudiesen pasar los coches. Al abrir él la puerta, no sé como ni de dónde apareció, le dio a una moto que volcó con sus dos ocupantes. Lo que aún no me explico es por qué intentaron meterse por entre los coches aparcados y el mio, si no cabían! De hecho, de no haber abierto Hugo la puerta yo a estas horas no tendría retrovisor izquierdo. Preocupados intentamos salir para ver qué tal estaban los motoristas... y cual fue nuestro espanto al ver que dos Merdellonas que iban en otra moto se avalanzan a puñetazo limpio contra Hugo, cerró la puerta y siguieron dándole por la ventanilla mientras él sólo alcanzaba a decir: "lo siento, no te vi!" No quedó ahí, pues de pronto, el conductor de la moto volcada (otro típico merdellón malagueño) ¡¡¡abrió la puerta trasera y cogido al techo y a la puerta, empezó a propinar patadas en el estómago a Hugo!!!! Ante eso, sólo pude acelerar... salir de allí pitando... y lo hice, con el tipo aún agarrado a la puerta, las tiparracas gritando y dando patadas al coche y yo pidiendo que alguien llamara a la policía.

Logramos huir.

Creo que no llegó a más de 30 segundos toda aquella escena esperpéntica. De terror. Pero, por desgracia, tratándose de Málaga sé que no hemos sido los primeros ni los últimos. Málaga es el paraíso del MERDELLÓN. Y ya lo dijeron muy bien los franceses: MERD DE GENT!!

3 cosas que aportan los que me han leido:

Juanjo dijo...

Pues menos mal que escapasteis! yo de verdad no entiendo con la facilidad con que la gente llega a la violencia cuando encima muchas veces se está buscando lo que les pasa pero siempre es tan fácil echar la culpa a los demás...
Al menos pudisteis escapar, esperemos que no te vuelva a pasar.

Juan Negro dijo...

Hola!
Vaya con la historia, desgraciadamente son demasiado frecuentes y si no haz zapping a la hora de la sobremesa entre los informativos!!!
Hace un tiempo te mande un correo a la dirección vinculada al blog y me estrañaba que no hayas contestado nada, a no ser que no consultes esta cuenta.
Chao!

Juan Negro dijo...

Hola de nuevo!
Pues el correo que te "mandé"(quién sabe a donde y a quién) era para preguntarte una cuestión "técnica" sobre la diferencia entre bienes patrimoniales y bienes demaniales o de dominio publico, o como se puede diferenciar unos de otros. Simplemente eso, la pena es que en el correo te mandaba una foto muy graciosa de mi crio en una grieta de una roca durante una excursión que hicimos por el embalse de Charcoredondo en Los Barrios. Esta el salao "mu lindo"; y ahora no tengo la foto a mano. A ver si la encuentro...

Hasta luego!

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¿Y quién soy yo para decir cómo soy? Uno nunca deja de conocerse, y ahí está lo interesante de todo: la incertidumbre de qué, cómo, quién será... Eso lo dejo a vuestro libre albedrio.

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