Hace justo 100 años, sobraron uvas. ¡Qué cosas! A alguien se le ocurrió que la mejor manera de gastarlas era jugando con las ilusiones de la gente... Si no había nacido ya, podría considerarse el génesis del marketing; luego seguirían el Corte Inglés con la imposición del 14 de Febrero como día del regalo ñoño, modernamente las calabazas en Halloween...

La cuestión es que, de repente, en 1908 se decidió que la uva trae suerte, que luchar por no morir en el último (o primero, según se mire) suspiro del año es divertido; vestirse de punta en blanco para despedir el año que se fue o el nuevo que lega... y, años después, ser torturados con Ramón García y su capa.

Sea como fuere, con uvas y sin ellas, parece que el fin de una capítulo merece una reflexión antes de pasar al siguiente. Si mi vida fuese una novela, sin duda este 2008 sería uno de esos capítulos de enlace: los que se utilizan para dar continuidad a la historia aunque no entrañen nada realmente relevante. Miro hacia atrás y sólo me viene un recuerdo del año... el pasillo del TS... lo demás está como borroso, disperso; tengo que ponerme a pensar para saber si las cosas ocurrieron en 2008 o no... Y si pienso salen muchas: un par muy muy malas; pero muchas pequeñitas muy buenas: la oportunidad de conocer bien a mis peque (Fany y Miriam), descubrir el Scrap, la comida de mi cumple, el viaje a Madrid...

Pero nada se presenta tan nítido como el recuerdo de ese pasillo, con Belén allí esperando, y yo sabedora ya de que no había opción alguna!! Maldito 666 LECr!!

Ahora a un mes y poco más del examen, siento como si esos meses se hubiese esfumado sin sentido... pero también siento que estoy llegando un punto de inflexión. No sé si aprobaré o no, pero sé que este va a ser un año decisivo en mi carrera profesional y personal... Espero compartirlo con vosotros... Con los que ya estábais, con los que estaréis, y con los que siempre han estado... ya sabéis quienes sois.

Gracias y Feliz Año!