Y Punto.

Es la primera novela de Mercedes Castro; y la responsable del abandono temporal de mi Blog. Estas últimas semanas he estado inmersa en su lectura, cada rato libre lo dedicaba a ella, y siempre me ha acompañado en mi bolso -a pesar de sus 623 páginas y su consiguiente peso- aunque supiese que no iba a poder leer.

Desde luego, puedo decir desde ya que no es la mejor novela que he leído. Pero tiene un "algo que te atrapa". Podría ser su prosa impecable, plagada de ironía sutil y con una elección magistral del vocabulario. Un uso excelente de la enumeración y clasificación. Impresionante catálogo de adjetivos, y denota un manejo grandioso del diccionario de sinónimos y antónimos (lo cual es digno de alabar, porque todo profesional que se precie debe saber utilizar bien sus instrumentos de trabajo)

Pero lo que en realidad cautiva es Ella. La Subinspectora Clara Deza. Uno de los personajes mejor conseguidos de los muchos que he conocido a lo largo de mi corta, pero extensa, vida de consumidora de palabras escritas. Un personaje completo, cargado (como bien de dice en algún pasaje) de "Claroscuros", de contradicciones que cualquier mujer siente a diario, marcadas por el contraste entre una vida profesional y una personal; debatiéndose en todo momento entre la fortaleza y la debilidad, con los miedos e inseguridades que todas tenemos, pero con la valentía de saber afrontarlos. Un personaje tan real, que incluso te muestra, a través de la propia narración de sus pensamientos, las novelas que alguna vez leyó, las canciones que marcaron su crecimiento, e incluso, llegas a hacerte una idea de la niña que una vez fue.

Aunque no es sólo ella. El resto de personajes, secundarios o no, están muy bien formados. Ramón (El marido), Esmeralda (su suegra), Carlos París (el compañero y ex), Santi (el superior inmediato)... y una larga lista de personajes que nos presentan un complejo de personalidades diferentes y complementarias.

Todo ello narrado con gran calidad, con un uso indistinto de la primera y la tercera persona que no marean, que no ofrecen dificultades al lector, pero sí te permiten distinguir lo subjetivo de lo objetivo.

Pero hay un PERO. Y, sí, un PERO con mayúsculas. Y es que tratándose, como lo es, de una novela negra, la trama tiene "fallos" casi imperdonables por una lectora compulsiva de este género. Una sucesión de hechos lógica, pistas demasiado evidentes, un desenlace previsible (para mí, demasiado inspirado en "Extraños en un tren" - Si la leéis, ya sabréis por qué-).

Así que lo que impulsa a seguir leyendo no es descubrir al "malo" de la historia, sino la novela en sí misma; por lo que hay que escribir muy bien para lograrlo; y, Mercedes Castro, lo hace. Lo que la sitúa (número de ventas a un margen) muchos escalones por encima de los apoderados de la "literatura de ventas modernos" (Follet o Ruiz-Zafón entre otros.)

A Mercedes, Gracias por Clara Deza.

1 cosas que aportan los que me han leido:

Juanjo dijo...

Leyendo tu post acabo de recordar la cantidad de tiempo que no cojo un libro de lectura, de otros los cojo todos los días porque no hay nada mejor que un buen libro.
Hace unos años me tragué en prácticamente un verano toda la colección de libros de Robin Cook, un oftalmólogo que escribe libros de trama médica, me los leía en la playa, allí me podía pasar horas y horas en la toalla leyendo los libros, imaginándome como eran fisicamente los personajes, siguiendo las tramas, casi viendo lo que iba ocurriendo y vibrando con la lectura, como algunos libros tenían varias partes luego había que seguir buscando las continuaciones, había un personaje que salía en varios libros y que me encantaba, supongo porque en parte me recordaba a mi, era uno que iba a todos lados en bicicleta, vivía en un barrio rarito, le daba muchas al coco para hacer las cosas y no tenía tele en casa para que no se la robaran (eso ya no coincide conmigo pero a veces me gustaría que no hubiera tele en la casa, sobre todo en la hora de la siesta), aun recuerdo el nombre del personaje, Jack Stapleton, era forense creo recordar, un poco desastre, siempre mal vestido pero muy práctico.
Voy a tener que acercarme a la biblioteca publica a ver si ha sacado nuevos libros y recuperar el placer de la lectura que lo tengo un poco olvidado.

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¿Y quién soy yo para decir cómo soy? Uno nunca deja de conocerse, y ahí está lo interesante de todo: la incertidumbre de qué, cómo, quién será... Eso lo dejo a vuestro libre albedrio.

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